viernes, 13 de febrero de 2009

¿País seguro?

Es indignante que la actual administración de Tony Saca, su ministro de seguridad René Figueroa y el candidato presidencial Rodrigo Ávila se niegan a reconocer la gravedad de la situación de seguridad en el país y cuando no parecen tener intención alguna de aceptar que ellos, como presidente, ministro de seguridad o vice-ministro de seguridad antes de pasar a ser Director de la PNC tienen cierto nivel de responsabilidad para que El Salvador hoy día es considerado como el país más violento de América Latina. Su insistencia en que su estrategia haya tenido éxito en el combate a la delincuencia y violencia no es otra cosa que una ofensa contra los miles de victimas durante el actual gobierno.

Este año ha empezado peor de como terminó el anterior. Así, el proclamado logro en materia de seguridad el año pasado tiene un sabor amargo, primero porque a pesar de la reducción, los niveles de homicidios en 2008 era muy por arriba de los niveles de cuando Saca asumió la presidencia en 2004, y segundo porque el incremento de los homicidios en enero muestran que la situación está lejos, muy lejos, de estar bajo control. 374 personas asesinadas en el mes de enero dejan un promedio de 12 homicidios a diario. ¡¡¡DOCE!!! Esto equivale a que en tres días, todos tus compañeros del colegio fueron asesinados… ¡Y todavía no hay crisis!!! ¿Cuántos cuerpos se necesitan para que haya una crisis de seguridad?

Desde 2004, más de 15 mil personas han sido asesinadas. En un país donde ni siquiera somos 6 millones de habitantes… Cuando Saca y sus colegas iniciaron su gestión, los homicidios estaban a un nivel más o menos estable, nadie niega que ya fuera demasiado alto, pero después de la crisis de los años 90s, se había logrado bajar y establecer el nivel de homicidios. En 2003, fueron 33 homicidios por cada 100,000 habitantes. En 2007 fueron 61. Y si seguimos el ritmo del primer mes de este año, podemos sobrepasar los 4 mil muertos en un año y una tasa superior a 70 por cada 100,000 habitantes. Y de los asaltos en los buses, en los semáforos, en las calles… las extorsiones, las amenazas, los asaltos de casas, los robos de vehículos… no sabemos cuantos son, pero según las encuestas, cada cinco salvadoreño es victima de un crimen en un año… y a penas el 30 por ciento de las victimas no denuncian porque los demás no confían en la policía o el sistema de justicia…

Vaya… país seguro y super mano dura contra los delincuentes… Eso fue la promesa de Saca. No se sabe con que lentes o desde que óptica el trío Avila, Figueroa y Saca ven la situación de seguridad cuando sostienen en que su gobierno ha tenido éxito en esa materia. Han implementado planes de mano dura y super mano dura, han creado nuevas leyes, han creado nuevos delitos, han aumentado penas… crearon la ley contra el crimen organizado y los jueces especializados… han llenado los centros penales… Y es precisamente lo último que ellos utilizan cuando hablan de logros. Con orgullo presentan datos de la constante creciente población en los centros penales como indicador de la eficiencia del combate al crimen… Más de 20 mil reos en un sistema creado para 7,500. 2-3 mil nuevos reos cada año… muy bien que logran detener a los delincuentes… pero aún así siguen en aumento los homicidios y tampoco bajan los asaltos en los buses a pesar de que la policía se lleva un par de cientos muchachos de los barrios todas las noches. Entonces, ¿talvez habría que hacer otra cosa? ¿Y cuando llegó el número de reos a ser un buen indicador de la eficiencia del combate al crimen? ¿Acaso no será mejor medirlo en números de asaltos o asesinatos? Y las cifras de homicidios señalan que esta administración ha fracasado totalmente en el combate a la delincuencia. 15 mil muertos hablan por si…

Y ahora viene Rodrigo Ávila y promete lo mismo que Saca. Si gana la presidencia, va a hacer lo que no pudo hacer como vice-ministro de seguridad o director de la Policía Nacional Civil. Su receta indica más de lo mismo… otra unidad especializada de la PNC, una nueva ley especial de pandillas… y aunque propone programas de prevención, la esencia de la propuesta sigue siendo lo mismo… represión y estrategias dirigidas hacia las pandillas… Los últimos cinco años nos han mostrado que ni las pandillas ni la violencia en general se pueden combatir con la creación de nuevas leyes, sino que cuando las medidas fracasan (como han hecho estos últimos cinco años) se debe repensar y revisar las estrategias.

A pesar del obvio fracaso, la actual administración no ha mostrado voluntad política de cambiar su enfoque. Y si no lo quiso o no lo pudo hacer durante los últimos cinco años, ¿crees que Rodrigo Avila lo va a querer o poder hacer ahora?

15 mil muertos… extorsiones, asaltos, robos, amenazas… ¿No crees que es necesario con un cambio?

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